Donde ya no llegan las balas

Después de la guerra, no quedan héroes… solo sobrevivientes. Azim lo aprendió demasiado pronto. Con apenas veinte años, su nombre se convirtió en un rumor entre las filas: un soldado tan eficiente como impredecible, un héroe para algunos, una amenaza para otros. Tras años de operaciones encubiertas, traiciones y órdenes imposibles, su cuerpo sobrevive… pero su mente ha quedado atrapada en un campo de batalla que no termina nunca. Cuando una misión final lo deja herido y bajo investigación, Azim recibe una oportunidad inesperada: desaparecer. Con la ayuda del Mayor Núñez, escapa de la base militar y se adentra en un viaje incierto hacia un pequeño pueblo rural, un lugar donde nadie lo conoce y donde, por primera vez, puede respirar sin miedo a las balas. En ese rincón apartado, marcado por molinos, campos de trigo y almas sencillas, Azim intenta reconstruirse. Repara una cabaña, trabaja la tierra, ayuda a los aldeanos, y lentamente redescubre algo que creía perdido: la calma. Pero la guerra no termina cuando se bajan las armas. Los recuerdos, la culpa y el dolor siguen persiguiéndolo, especialmente cuando piensa en Jenna, la mujer que cambió su forma de ver el mundo. Donde ya no llegan las balas no es una historia de guerra, sino una historia sobre lo que queda después. Una mirada profunda a la mente de un soldado quebrado por la violencia, que lucha contra sí mismo por volver a sentirse humano. A diferencia de los relatos heroicos tradicionales, esta novela se centra en el peso emocional del conflicto, mostrando cómo incluso los más valientes cargan con heridas que no se ven. Jason García ofrece una obra de introspección y sensibilidad, con una prosa que equilibra crudeza y poesía. Cada capítulo muestra la dualidad del protagonista: el guerrero y el hombre, el soldado y el ser humano, el silencio y el ruido interno. En un mundo donde la gloria suele contarse en victorias, Donde ya no llegan las balas recuerda que la verdadera batalla se libra dentro de nosotros. Porque hay guerras que nunca se ganan… solo se sobreviven.