la agencia de dios en la guerra

¿Castiga Dios a las naciones por su maldad bajo la dispensación cristiana como lo hizo durante los tiempos del Antiguo Testamento? Si no lo hiciera, tendríamos que dejar de usar muchos de los Salmos para alabar a Dios. David habla a menudo de la justicia del juicio de Dios contra las naciones, y si era una expresión gloriosa de la justicia divina en los días de antaño para castigar a las naciones culpables, ¿por qué hay que pensar que ahora se cansa de exhibir tales muestras de la excelencia de su administración? Sigue siendo cierto que el Señor de los ejércitos será exaltado en el juicio y que su santidad será santificada en la justicia. El reino de nuestro Señor Jesucristo no llevaba mucho tiempo establecido en el mundo antes de que una ira viniera sobre Judá hasta el extremo, porque ese pueblo había matado a Jesús el Salvador, y asesinado a los Profetas y Apóstoles que Él les había enviado (Mateo 22:7; 1 Tesalonicenses 2:16). El libro del Apocalipsis nos da una visión concisa de la serie de la administración divina en el mundo bajo siete sellos, siete copas y siete trompetas, y está claro que las calamidades predichas bajo cada uno de ellos eran juicios que se iban a infligir a los pueblos por sus iniquidades. Bajo el quinto sello encontramos una queja presentada ante Dios por las almas de aquellos que fueron asesinados por su Palabra y por el testimonio de Jesús. Bajo el sexto sello encontramos una predicción de tremendas revoluciones anunciadas contra sus perseguidores. Bajo las trompetas se infligieron terribles juicios a las naciones por los pecados que se nombran expresamente. Después del sonido de la sexta trompeta se dice que los hombres que no fueron muertos por estas plagas, "no se arrepintieron de las obras de sus manos, para no adorar a los demonios, a los ídolos de oro y plata", etc. (Ap. 9:20, 21). Cuando se derramó la tercera ampolla y la fuente de agua se convirtió en sangre, Juan oyó una voz que decía: "Señor Dios Todopoderoso, verdaderos y justos son tus juicios" (16:7). Así, también, la Babilonia mística debe ser destruida porque es "la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra".